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lunes, 14 de abril de 2008

Prisioneros del Sarcasmo

  Y si, como era de esperarse me enamore, asi como quien no quiere la cosa, por h o por b, como cualquier hijo de vecino. Desde principios de septiembre que vengo con este tire y afloje de sensaciones, mejor dicho de sentimientos.
Y la parte mas difícil, no son los delirios persecutorios, ni siquiera la paranoia como cuando uno tiene demasiado poder sobre algo, y sin embargo no puedo... Enfrentar a mi hija de 4 maravillosos años, que sin embargo la conoce pero no con el titulo de amor que le corresponde, y no se como hacer, no se me ocurre forma, me sucumbe el pánico y el temor a decepcionarla corre lentamente por mis nervios de padre contencioso.
Mas alla de eso se le suma la interminable guerra que me tiene jurada su madre, que ya pasa de su necesidad fálica (me entere "off the record" que tiene pretendiente masculino), y cada vez me convenzo mas que es una especie de vendetta  al mejor estilo siciliano, sumándole todo esto a que se entere que tengo novia se van a escuchar desde claypole el crujir de sus ulceradas tripas.
ya se, ya se querido lector, pensara usted (mas alla del genero) que soy un tipo mala leche, que algo le abre hecho a esa mujer para que guarde tanto rencor. Ese rencor me costo mas de un dolor de cabeza aun cuando compartimos techo, que vale aclarar, fueron algo asi como 4 años de constante búsqueda de compañía de hogar, de querer ser una familia con alguien que vive en constante conflicto con la propia. Pero no se van a salir con la suya, de ninguna manera. yo no soy ningún santo, o hasta ese momento no lo era. obsesionado con aquella situación, queriendo entrar en alguien impenetrable, difícilmente encontre espacios de entendimiento, ni siquiera en la cama (cama: lugar sagrado donde resuelvo mis propias limitaciones de demostrarme como soy y como quiero ser). en fin, la cague, con todas las letras, consonantes y mujeres que se me cruzaron, cayendo en ruinas ante cada encuentro ilegal, sin darme cuenta que la guerra era contra mis propios impulsos.
Ya no me duelen las heridas, algo de psicoanalicis ayudo a sacar al demonio afuera o por lo menos reconciliarme para mantener el equilibrio de la fuerza y sobre todo de mi salud mental.
y es por eso que ya no quiero fallar, ni a mi, ni a quienes me rodean. es por eso que llevo al kittie negro colgado del espejo, para que no se me ponga oscura la vida
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